Yo que acostumbro a callarme las sombras
por no herir sin sentido cuando nada es ajeno
y todo lo que duele es lo que tengo dentro
Yo que acostumbro a tender en silencio
las nubes de la risa cuando se apaga el sueño
retratando la brisa de los días de invierno
dejando mi sonrisa prendida en tu cuaderno
Por eso ahora , yo, no entiendo ni comprendo
que por no herirte, amor, haya acabado hiriendo