Cuando los libros más codiciados,
comparten estantería en auto-ayuda
y verbo adolescente,
me canso en el trasiego del aquí y allá
urgiéndome de lunas.
Por eso, heme aquí,
emulando a Victor Hugo,
invitándote a la mesa de los sabios:
Willian, dime que sí,
dime que estás aquí,
muévete hacia el sí.
Estoy cansada de baratijas proféticas
y verbos de pluma débil,
Dime que estás aquí,
quiero ver el mundo en un grano de arena
y la eternidad en la palma de las manos.
Muévete hacia el sí,
y maldigamos la mediocridad de este milenio,
mientras tus versos, en marcha fantasmal,
derroten los avernos y a los ojos.
Sé mi fuego rojo, la descordura
de esta nuestra caverna.
Ilústrame en la sensualidad del cielo,
besemos la inmensidad de sus caricias,
columpiemos las sombras,
que dibujan la luz sobre mis senos,
reuniendo la cábala
en la que conjugar nuestros augurios.
INTERESANTE POEMA QUE ENCIERRA UNA GRAN REFLEXION QUE VIENE MUY BIEN PARA ESTOS TIEMPOS QUE CORREN DONDE EL TIEMPO ES PRISA… UN SALUDO PILAR
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Gracias!!!! Un abrazo!!!
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me gusta y mucho, en algo que subyace en tu poema, que es la femineidad de una mujer, me ha encantado la verdad
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Gracias!! Un abrazo!!
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