Es hora de volver.
Encontrarás la estancia,
menos desordenada y más abierta.
Hay muchos más espejos de obsidiana
y la luna recoge su palabra
bajo la cristalera de madera.
No serás indemne si tu espada
no refleja la luz.
Pero si tu metal es tan traslucido
que conoces las artes del amor,
entonces,
mi amado caballero,
si la diosa lo permite,
danzaremos hasta el amanecer,
reflejando cada palmo de la noche
en el banquete de las máscaras.