Muchas veces la mente insiste en retorcerse, impidiendo comprender que lo que rumia es, en muchas ocasiones, mentira.
He visto un arco iris, blindando la escalera,
los peldaños resisten el viejo pasamanos,
mis ojos detenidos imprimen colorido
sobre la luz que ofrece ajena la ventana.
Se curvan las espaldas, con el peso apagado,
resignadas al miedo, en cuerpo acobardadas.
Pero el óleo resiste todas las vestiduras,
y asciende la palabra sobre esos pensamientos
que a menudo deforman la mirada exigente.
Y ahora cuando llego
a la mitad del trayecto,
ya no hay escalera ni cuerpos encorvados,
ni siquiera hay peldaños, ni suelo, ni pisada
ni verbos mensajeros que retengan el viento.
Y es en esos momentos, cuando todo persiste
en proyectar secuencias, imágenes en libros
y la cinta se atasca, se hace un lio el ovillo,
sin regreso ni avance, pues nada es necesario,
cuando se comprende,
que todo es mentira.
Reblogueó esto en El Noticiero de Alvarez Galloso.
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Gracias!
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