Quisiera ser sonido de tus faros
la guía de tus ojos,
la bengala,
aquella que te alumbre
todas las madrugadas
para que puedas arribar sobre mi nombre,
resurgiendo,
entre las olas de invierno
que ya anuncia
el samain venidero,
cabo de año,
sobre una escalera,
repleta de castañas.
Quién pudiera,
conjugar los sueños en un verbo
que solo signifique
amor