Arañarse los dientes,
levitando
en la rumiación de los imposibles.
Pensamientos,
la mente siempre
imaginando pasados,
los caminos tortuosos
que se indican
sabedores
de la ausencia de salida.
Cada cosa a su tiempo,
cada cosa…
a destiempo.
Conocemos esa espiral imbatible
que juega a despistarnos.
Muchas veces tememos
soltar ancla,
pero toda iniciación obliga
a desterrar las irrealidades
de la materia.
Corregirse,
soplar viento,
transmutando
la nada
en una rosa.
Bravo.
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