
Ella tenía las manos cargadas
de piedras preciosas
para engalanar la fachada.
La pintura era reciente y las paredes
parecían estrenarse, remontarse,
al esplendor inicial de sus orígenes.
Había buscado albañiles,
agrupado las piedras
y elegido los colores más bonitos.
las flores más preciadas,
para el jardín.
Pero ella estaba dentro,
no fuera
y cuando se aproximaba al espejo,
nada encontraba.
El vacío cabalga traicionero,
sobre todos los pensamientos.
No era ese el sentido
de lo que estaba buscando.
Encontrar la llave
siempre implica,
un leve retroceso a los principios,
recuperar la mirada,
versionar la realidad desde muy dentro.
Por eso, ella tomó el espejo
y lo lanzó, rompiéndolo en pedazos.
Un instinto inexplicable
se apoderó, cual fantasma,
de la balanza de sus emociones.
Esa intuición que anuncia el cambio,
que quebranta, rompe, deconstruye
los aciagos condicionantes,
que renace, renueva, construye
en el resurgimiento de la aurora.
Cuando falta el cimiento,
el sustento,
de toda construcción,
falta el sentido
con el que se imprimen los paisajes.
You are a rare gem.
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Gracias!!!
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