En sus ojos
hay unos labios, tendidos, tras el sol
el sabor de sus besos
ese ramo de flores
un pasaje
aterrizado en su piel
ese comienzo
acelerado
intenso
En sus ojos
En sus ojos
hay unos labios, tendidos, tras el sol
el sabor de sus besos
ese ramo de flores
un pasaje
aterrizado en su piel
ese comienzo
acelerado
intenso
En sus ojos
Cuando termina un año reflexionamos sobre muchas cosas. A mi me llama la atención hacerlo sobre el tiempo. Con los ojos tendidos sobre el precipicio de esas contradicciones, recupero una entrada de hace un año, rememorando aquí esa particular obsesión mia sobre la incoherencia temporal. Aquí la metáfora se alza en día omitido, aquellos que no existen para cuadrar el calendario en 365 y con ello todo aquello que olvidamos, lo perdimos, no vivimos. Esos espacios ocres sobre las dunas, sal abierta, marea, apuesta al día, que dejamos procastinados ¿ O quizás los hemos soñado?. Un abrazo y tengan ustedes una feliz incoherencia.
Los días omitidos
en el arrabal del calendario,
reclaman su espacio sobre el papel,
su número en negrita
y su cuadro milimétrico
Los días omitidos,
preteridos
de su existencia,
invisibles…
Cada 29 de febrero no bisiesto,
cada 31 de abril,
septiembre, junio,
guardan miles de secuencias ignotas
y una llave secreta
para conjurar la presencia
y la impaciencia,
aquellas historias no escritas,
Existe un cajón del olvido
en la maleabilidad de la memoria,
de cada día no contado,
de cada tramo no vivido
sobre el ocre paisaje acantilado
precipitándose,
del cómputo ficticio,
la quintaesencia,
el inicio del recalculo.
Reto en alga y en sol
diversidades,
hoja en blanco, papel, palabra, lienzo,
la lluvia ,
retozándose,
sobre los cristales,
las sábanas polvorientas
cubriendo ese sillón envejecido,
la puerta que chirria,
y aquel aroma a lavanda en la ventana,
Confieso que reclamo
toda esta coincidencia
para amarte,
en presente, futuro, ausencia y eco
en la sincronicidad
acausal, consecuente y preferida
de las horas postradas en tu cuerpo
la caricia impercetible,
en ese hilo
que domina e imanta las pausas de la vida