Puedo verte
asomándote,
a la barandilla de mi mundo
desde la estrella de tus ojos.
La hierba tiene sonidos
que se escuchan,
cuando las hadas duermen
y la ropa se tiende sobre el campo
blanqueándose.
La tropa de los duendes,
escuadra victoriosa,
en el duermevela de las cosas,
desordena todos las cortinas,
tumultuosamente,
sobre el tendedero de la noche.
No hay duende que no comprenda
que este universo
tiene, a veces, una belleza indescriptible.
El agua de la vida reclamando,
el renacimiento de mis notas.