Sobrevivir al poema
y ser poeta,
ya sea por descuido o ignorancia,
las palabras se pierden en las manos
y tiembla la llanura de sus ojos,
más cerrados que antaño,
más cansados.
Sobrevivir al poema
y ser mujer,
que quiere transcenderse entre las puertas,
que aguardan entre versos
nuevas alas,
y quizá, la pregunta más guardada,
la que tarda la vida en olvidarse
de ser siempre trinchera en retaguardia.
Cuántas flores esperan en la huerta,
la sonrisa que ayer encabalgada
a sus pétalos rojos su mirada.
Lo que estuvo fue ayer,
nunca se puede
rebobinar el hilo,
y recoser,
las puntadas, en tela ya gastada.
Nunca es lo que ha sido
pero cuánto se es,
cuando nada has sido.