Esa sensación que trae la calma,
los tambores,
desalando la mirada,
impresionando,
arrebatos de furia sobre el suelo,
la impasibilidad del aliento,
la palabra fija,
y adherida
a algún espacio que desconozco.
Me duele tu cielo,
bajo la fiebre intensa
de la noche.
Y no sabes cuánto
lamento
poder ver más allá de tus ojos.
Hay niebla,
bajo la temperatura de tus besos.