No existe mejor viaje
que aquel que hacemos sin fecha de regreso.
Por eso he lanzado al abismo los boletos de vuelta,
y he trucado los días de mi calendario.
Llevo en mi mochila
una anotación de marca-páginas,
una fotografía de hace años
y un mapa de carreteras ilegible.
Cuando tus besos se pegan a mis labios,
no son necesarias las barreras,
ni las barandillas de silencio,
Un campo de girasoles
difumina la lluvia,
agua,
correntía,
sobre todo desierto
que no sepa
de tu nombre.