Pudiera ser invierno, al mediodía, con una soledad de espantapájaros.
Pudiera estar perdido en el recuerdo de una vida soñada y no cumplida,
esa otra vida, nonata, arrebatando de ira los recuerdos.
Pero también pudiera ser otoño. Sí tal vez, pudiera, ser otoño de castañas de colores,
esas castañas que juegan a despistarnos sobre irisados racimos de uvas rojas,
precursoras del verde de poniente sobre el libro, en la ilusión tardía de un encuentro
Pudiera ser también el cierre de una herida. Ella vendrá y cambiará las notas,
con un ramo de lirios y sonrisas. Pentagrama de luz en las persianas.
Pudiera se un hombre, al fin y al cabo, culminado el paisaje de sus ojos,
con el atardecer sereno de su rostro, invitándote a sentarte y comentarte
lo suave del tiempo cuando llueve y el devenir de las hojas sobre el suelo.
Tendrá una gran familia, o no, ninguna. Será un hombre de bien, estoy segura,
de esos que comprenden que la dicha, se encuentra dentro, muy dentro de los días
cuando el sol ilumina las palabras, hay café caliente y una mano amiga.
Bonito desenlace.
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Gracias!!
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Precioso, Pilar!
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Gracias!!!
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Crear historias a partir de una escena, una persona, una imagen…es algo con lo que he jugado toda mi vida y sigo jugando. Un placer leerte!
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Gracias!! El placer es mutuo
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Excelentes versos.
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Gracias!!
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Conmovedores versos.
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Gracias!!
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bello sutil muy beuno
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Gracias!!!
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ES UN PLACER
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🙂
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Gracias!!
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Hermoso, lleno de sensibilidad, una imagen que inspira demasiado, tanto como tu lo has sabido reflejar.
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Gracias!! Qué bonito comentario!! Un abrazo
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