Por mucho que sea impredecible,
el miedo sobrecoge nuestros pies,
la cercanía del abismo
y el salto,
hacia ese impreciso infinito,
que no reconoce nuestras huellas.
Por eso,
quién tuviera,
los pies alados de Aquiles,
la fuerza de un semidiós,
el viento huracanado,
para sepultar bajo tierra,
todo el temor
que sobrecoge
las entrañas de esta tierra.
Pero,
aunque no tenga esa fuerza
si tengo los versos,
la palabra,
para formar trincheras de esperanza
y contarte,
que volverá la luz a tu ventana.
Mañana será un nuevo día. Abandona esta noche tu miedo. Todo cambiará en un mañana repleto de esperanzas y de sueños.