Rompe la luz y es grito desgarrado,
las ventanas cerradas de la noche,
y el aplauso temeroso de la tarde.
Paseo por el pasillo, cual fantasma,
buscando un linimento que me lleve,
a alguna dimensión desconocida.
Algo, una pócima, que no me haga sentir impotente,
que me torne en disidente y alistada
a los carruseles de la esperanza.
Pero no encuentro acomodo
me revuelvo, me rasgo, me impetro, me ignoro.
recorro las escaleras vacías,
me imagino,
la recta sin peldaños,
y pregunto,
¿dónde se halla el universo de cien lunas?,
¿dónde encontrar la cinta para reclamarte,
en esta primavera?.
Y dónde encontrar el duende que me escoja,
unos zapatos para recorrerte,
en la anchura generosa de tu nombre.
Nuestro círculo de fuego se torna en lágrimas
desgarradas en la suerte de sus hijos,
y maldigo mis manos vacías ante el techo del abismo.
Pero, un sonido inexplicable surge
desde dentro del bosque,
el aroma del arpa, columpiándose,
sobre nuestros ojos.
Y he ahí, el roble,
árbol herido que nos muestra su mejor verde,
nos está esperando para descubrirnos,
la fuerza de sus ramas.
👏👏👏👏
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