Escuchar,
ser como un junco
obviando la rigidez del tronco
y la descompostura de la máxima
que siempre cuenta la historia a su manera.
La puerta de los dioses,
el adobe cromado,
el ágora,
la recurrencia métrica que expresa
el templo de las aguas,
quién dice que tu caos no es tan humano,
como el desafío de tu torre,
el diluvio, la noche, y las contiendas.
Quizá es hora de reconocer que la soberbia
se da en todos los bandos entre lides,
y que el entendimiento no es una torre en ruinas,
sino un propósito de buena voluntad.