Como un huracán, exhalando fuego,
su boca marchitaba recuerdos,
fumigando los espejos de sus heridas,
pedazos aturdidos de la piel ausente
del fruto de su vientre arrebatado
aquel que nunca amamantó.
Nunca vi un delirio más cuerdo,
la frenética enajenación de quien
le han robado la luz..
Mientras tanto,
la férrea disciplina de la noche,
celda de contención,
las manos maniatadas,
suplicantes.
las manos retraídas,
las sombras dibujantes
en las paredes de cal,
un sol naciente,
siempre hay resurrección en la verdad.
Ellas, me han quitado a mi niña, ellas, masculla
ellas….
La ambulancia camino de la Residencia,
guiada por la estrella.
Un crujir de dados en la justicia del regreso.
El nuevo ingreso de una vieja demente
alcanza la cordura del silencio.
Una joven se acerca
y sus ojos rebeldes al olvido
encuentran una paz indescriptible.
La chica que le guía tiene sus mismos ojos.