Esperando el tren, presiento
que los 25.000 voltios que anuncia el poste eléctrico
desafiando la vía,
no serían hoy suficientes para hablarme,
ni siquiera para optimizarme
como un androide cualquiera, viajante,
a las profundidades del otoño,
y ya van más de tres, los poemas
que se «auto-liberan»
desafiando todas mis premisas,
las confabuladoras de emociones,
desde la ajenidad imaginaria.
Y ahora, aquí, estoy,
tan presente y tan
ausente, de metáforas,
se perdieron en un frasco de café,
reñidas en mis identidades divergentes.
El rayo que no cierra las heridas
y el páramo de toda encrucijada.
Sin duda, si no fuera tan emocional,
todo pudiera ser perfecto,
caminar a mi lado en homogéneos trazos,
pero mis curvas son imperio entre mi ropa
y en el universo de mi mente,
así lo será,
soy concentrado
a veces peligroso
del azar del tiempo.
Todo pudiera ser bonito
sino supiera lo que piensas.