La luna no protege el canto de las sirenas,
mira cómo mece el sonido del viento
La tarde está en silencio
y hay quien no escucha la canción.
Siempre
esta maldita sensación de haber equivocado
todos mis rumbos,
mi isla no es de este océano,
no hay viraje
que no exija una pérdida.
Yo soy la postura que emborrona,
más confusa que nunca,
la tinta sobre el papel,
la que derrama,
las lágrimas,
sobre la fotografía de tu ausencia.
Lástima que no te duela, lo que a mí me duele.