Dice Victor Hugo que » el remordimiento es la nube roja donde el sol se pone»
Nada es eterno y fue,
toda la vida
desde destierro en sombra pasajera,
errante en los misterios de las lunas
en la pasión callada de la ausencia
imaginante en noches de papel.
Nada es eterno fue,
furia pausada,
en sus brazos amantes,
en las rosas
sedientas de su caliz,
abrazando
la inmensidad del pájaro
y la palabra
invasora de su ropa.
Nada es eterno y fue,
una mañana
que eclipsó su mirada. Ella partió
y todo se hizo noche ensangrentada
¿Puede quizás el fango perdonar la luz?
Puede el agua lavarse en nuestras manos
germinar las montañas, resurgir
cuando nada es eterno, pero fue
toda la vida