Después de unos días de obligada actividad en otros ámbitos e inactividad del blog, ahí va mi primera recuperación:
EL RAYO QUE ME ALCANZA.
Yo me erijo entre las noches,
anestesiando el dolor entre la ropa,
pues el rayo que me alcanza
sobre la descordura de mis manos,
se erige en la sombra de los parias.
Cuando la condena es no poder confesarse,
es un insulto recibir castigo,
y no hay alimento que deslumbre
la lealtad del pasado,
el nuevo desconcierto
y el retablo de sueños de futuro.
El rayo que me alcanza
no tiene muesca ni número de serie
sino una decimal aproximación,
un maremoto,
de pulsiones que vienen y que van,
que a veces ni me escuchan
y que claman libertad cuando son yugo,
ese tan propio,
que eleva al victimario a tan alto poder
que incluso mendiga la indulgencia.
El rayo que me alcanza
tiene un poco de cielo entre su risa,
un segundo de luz,
ese que empuja,
con la fuerza titánica de un Dios
a los desamparados de la vida
Y aquí estoy, o estamos
para decir sin trampas
que la verdad perdura
y siempre en la baraja
hay un angélico comodín para el que sufre.
La cuestión es no perderse deslumbrado
ante el repóquer de quien aprisiona
en celdas de versiones la palabra.
¡Genial!
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Gracias!!!
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Muy bueno este poema de recuperacion👏👏👏
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Gracias !!!
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👋👋👋
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Gracias!!!
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