Antes de venir aquí,

aceptaste el reto

de una oferta irrevocable:

Vivir.

Lo recuerdas,

te creías capaz de superar cualquier prueba,

Yo, yo, decías, en el andar de las almas,

con un ímpetu propio de tu juventud

entre las huestes de las eternidades.

Ahora no te quejes,

por no haber leído la letra pequeña,

haciendo cómplice al destino

o maldiciendo al rojo del infierno de luces,

«No hay otra» que seguir el laberinto

para encontrar la puerta de salida.

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7 comentarios en “Laberinto

  1. Tu eterna vida la puedes pasar aquí por tu arrogancia, no hay atajo, sólo un tortuoso sendero que desemboca en otro y, al final vuelta a empezar.
    La salida sólo la encontraras cuando tu paciencia y humildad te haga ser humano, a cambio, tu divinidad perderás.
    Aceptas la alternativa, o tu soberbia prefiere vagar por toda la eternidad?

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